domingo, 19 de octubre de 2008
Recordando una cabina telefónica unanoche de lluvia en Quito
Cuándo fué? Estaba solo en esa ciudad extraña. Llovía y era tarde en la noche. Te llamé y hablamos durante tanto tiempo. Luego tomé una cerveza, hice un amigo, regalé una moneda y me regalaron un par de cigarrillos, cigarrillos muy necesarios entonces. En fin, llovía, yo tenía frío y caminaba hacia el hotel. Había una cabina telefónica a la entrada de ese hotel, y yo tenía algunas monedas, y te llamé. Era tarde en la noche. Y hablamos, y se estaba acabando la lpata en el teléfono, y te dije que te quería y me dijiste que me querías mucho también. También te dije que yo iría a cualquier parte por ti, o para tí, hasta el fin del mundo dije? no me sonó a frase de cajón cuando lo dije. ah, te dije todo tan de afán, y tú ta,bién, porque ya se iba a acabar la moneda. Fué la última vez que hbalamos, me acuerdo bien. Creo que fu ela única noche feliz que pasé en ese viaje. Recuerdo también que por esa noche seguí mi camino hacia el Perú. Sabes, ya no daría nada por otra llamada de esas, aunque no me haya olvidado de ti. Hace unos días volví a una playita donde el año pasado escribí tu nombre; es una playita junto a una avenida a donde nadie va nunca. Cuando volví fue extraño, empezé a imaginar que estuviera aún tu nombre ahí escrito en la arena, y de verdad miré bien a ver si de pronto. Quizás por ser hoy mi cumpleaños me acuerdo de estas cosas. Quizás si vuelvo a esa cabina voy a pensar también que puedo meter unas monedas (todas las modenas que tenga) y marcar tu número y hablar contigo... quizás no vuelva nunca a pisar esa calle. Por cierto, no he cambiado nada, soy igual que siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario