lunes, 7 de abril de 2008

El regreso

Ya me hacen caras largas los que saben que volví tan pronto. Qué bueno, porque me importa cinco cuanto puendan pensar los dichosos amigos que tengo. Estoy cansado de estar en los buses, pero no puedo negar que el volver a casa casi siempre tiene algo de bueno. No obstante, no siempre ha sido así.
Bueno, nada es perfecto. Sin embargo hay momentos en que uno siente que hay lugares que ya no tienen nada para uno, ni gente, ni cosas ni nada, y entonces, bueno, ya no es tan bueno volver. ´Quién sabe qué será lo que lo ata a una ciudad a uno; me imagino que la familia, y todo lo que uno conoce y las oportunidades están sujetas al lugar donde se vive, y, sin embargo, no vivir más en un lugar que tiene tan malos recuerdos parece que fuera como unas vacaciones, como un decir adiós a tantas cosas... En fin, en las escapadas a lugares ya tengo experiencia, y no ha sido buena, la verdad. Por eso, será darle las gracias a mi cama, a mi almohada que esperó pacientemente, al televisor y a la mesita de noche, que no hablan y que no opinan, y que las personas se mueran o se larguen o se callen la boca para siempre en lo que respecta a lo que a mi se me da la gana. Sí, cirta personas deberías cerrar la boca.

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