lunes, 7 de abril de 2008

El regreso

Ya me hacen caras largas los que saben que volví tan pronto. Qué bueno, porque me importa cinco cuanto puendan pensar los dichosos amigos que tengo. Estoy cansado de estar en los buses, pero no puedo negar que el volver a casa casi siempre tiene algo de bueno. No obstante, no siempre ha sido así.
Bueno, nada es perfecto. Sin embargo hay momentos en que uno siente que hay lugares que ya no tienen nada para uno, ni gente, ni cosas ni nada, y entonces, bueno, ya no es tan bueno volver. ´Quién sabe qué será lo que lo ata a una ciudad a uno; me imagino que la familia, y todo lo que uno conoce y las oportunidades están sujetas al lugar donde se vive, y, sin embargo, no vivir más en un lugar que tiene tan malos recuerdos parece que fuera como unas vacaciones, como un decir adiós a tantas cosas... En fin, en las escapadas a lugares ya tengo experiencia, y no ha sido buena, la verdad. Por eso, será darle las gracias a mi cama, a mi almohada que esperó pacientemente, al televisor y a la mesita de noche, que no hablan y que no opinan, y que las personas se mueran o se larguen o se callen la boca para siempre en lo que respecta a lo que a mi se me da la gana. Sí, cirta personas deberías cerrar la boca.

viernes, 4 de abril de 2008

La playa

Huanchacho es una playa de surfistas y de gringos cerca a Trujillo. El calor y el sol son fuertes, y las olas grandes. El hotel es perfecto, y para el desayuno tienen tantas cosas para comer que estoy repleto. Está muy cerca de la playa, además.
El ambiente aquí es muy diferente al de sierra, porque es uno de esos lugares en donde siempre hay gente de vacaciones.
Al menos por hoy creo que voy a pasar una noche más aquí, disfrutando de clima y de la tranquiidad del hotel y del mar. Cerca de acá estñan las ruinas de Chan Chan, que no estoy seguro bien qué son, y tambén las huaca del sol y de la luna, una especie de pirámides indígenas que quizás me anime a visitar. Como cosa rara, otra vez siento ganas de irme a mi casa, y no me gusta la inmovilidad de permanecer aquí en vez de salir de una vez hacia Lima, aunque la verdad Lima no me emociona mucho y Machu Pichu...bueee, no lo sé, quizás me pegue la pasada hasta allá.

jueves, 3 de abril de 2008

El pueblo de César Vallejo

Acabo de llegar de Santiago de Chuco. Desde que llegué allá, y hasta ahora, no me explico muy bien cómo alguien que nació en un pueblo helado, perdido en la mitad de la sierra y pobre, tan pobre, pudo escribir lo que él escribió